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Estábamos en la sala de facultad el profe de física esperando por una estudiante para discutir su progreso académico. El tipo es un enfermito bien bellaquito y se la pasa ligando y haciendo cerebrito con las chicas que visten con cortitos jumpercitos. Todos hacemos eso, pero él tiene unas asertivas estrategias que siempre le otorgan la oportunidad de manosearlas, besarlas y chuparlas. Este profe, muy astutamente, ubica estratégicamente los pupitres y coloca a las chicas con las falditas mas cortitas en las primeras filas para así tener un ángulo preciso de ataque visual. Su escritorio se encuentra ubicado muy cerca de la pizarra desde ahí puede lanzar su pervertido y depravado atraco contra la nena que esté ofreciendo algún informe. Pero nuestro amigo tiene un talón de Aquiles: su sudoración excesiva y voz entrecortada delata sus pervertidas intenciones. Siguiendo con el cuento, llegamos a la sala el conserje y yo. Comenzamos los 3 a hablar de bellaqueras y anécdotas lascivas, entre esas anécdotas coincidimos de que Zoé, la chica de los ojos saltones, es la nena que mas tiende a encender una terrible bellaquera entre nosotros. Cuento como nos narró el profe, que hoy Zoé intentaba ofrecer su informe oral de la tabla periódica. Mientras ella daba su informe, el profe la hostigaba con su depravada mirada, deseaba sobarle ése muslaje; ansiaba besarla, chuparla y darle brocha caliente. Esos eran los depravados y maliciosos deseos que atormentaban su mente. Zoé es conocida por su extrema ambigüedad y vestir con jumpers bien cortitos, cruzar sus piernitas y frenéticamente comienza a mover muy seductoramente sus piernitas con un ritmo que causa que su faldita se le suba, dejando al descubierto más de esos deseables muslitos. Durante el informe Zoé se percató de las pervertidas intenciones del profe así que separó su sillita del alcance de nuestro amigo, pero este se las ingenió y con el uso de su regla alcanzó ese deseable y chupable muslaje de Zoé. Inició su atraco friccionando los muslitos con dicha regla. Zoé se mostró molesta pero mantuvo su postura. Continuó con su informe. El profe muy exaltado, comenzaba a presentar los síntomas de su bellaquera, las primeras gotas gordas de sudor se manifestaron. Las chicas en la clase se estaban percatando. El profe incrementa su ataque, esta vez contra la protección que los panticitos de Zoé le brindaban a su intimidad. Con mucha sutileza alcanza los gajitos de la chica y los frota suavemente. Zoé se muestra ambigua, no sabía qué hacer, si se lo disfrutaba o lo detenía. Repentinamente, el profe introdujo la punta de la regla en la cavidad de la pasión de Zoé, eso le dificultaba el continuar con su informe; largas pausas adornadas por gemidos de placer se escapaban de la dulce boquita de Zoé. La sudoración del profe ya era muy evidente, las chicas en la clase comentaban, hacían chistes. Zoé se encontraba en una batalla mental, disfrutar o finalizar el informe. La chica reaccionó: -Podría finalizar con mi informe si mi maestrito dejara de estarme frotando mis gajitos con su reglita.-
Hubo silencio, el profe retiró sutilmente su regla impregnada con la esencia de adolecente, la llevó a su boca y la degustó desesperadamente. -Te espero al medio día en la sala de facultad para discutir la puntuación que podrías obtener- Le indicó el profe a Zoé. El Conserje y yo nos reímos a carcajadas. - Dudo que la chica venga a complacer tus caprichos lascivos - Yo repliqué. Repentinamente tocan a la puerta… ¡Era la chica de los ojos saltones!