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Era un viernes por la noche, yo me preparaba para salir a divertirme. Quería conseguir un poco de relajamiento, tomarme un par de tragos y bailar en el club que se encuentra cerquitita de mi casa. El asunto es que como tengo la edad, no puedo conseguir bebidas embriagantes, así que tenía que actuar como toda una chapiadora. El club del área también cuenta con una taberna que las noches de los domingos siempre está repleta de ebrios y depravados motociclistas.
Esa noche me puse mis plataformas, una blusita magenta y una minifaldita azul; pues sabía cómo llamar la atención de algún candidato que me pagara un par de tragos. Llegué al club a las siete en punto. Pero mi suerte quedó tronchada al ver allí 2 policías que me conocían, pues mi papá es el sargento de ellos. Los depravados y bellaquitos tipos se percatan de mi presencia. Uno me dice. ¡Bebé!, ¿qué tú haces por aquí tan solita; tan provocativa; tan deseable? -Sabes que este no es lugar para ti. ¿Tu papá sabe lo que estás haciendo? Ye le dije que él me daba permiso, lo que era tremendo embuste. Mientras yo le contestaba el tipo me tasaba toíta, de arriba abajo con sus ojos de macho bellaco, especialmente sus ojos se enclavaron en lo cortito de mi faldita. Mientras el otro se relambía, deseando poner sus robustas manos sobre mis muslitos. Yo les dije que solo había venido de paso, estaba muy asustadita. Ellos no me lo creyeron. Uno me dijo que aquí hay mucha carne magra y venosa que desea estar profundo adentro de ti y atracarte con litros de emulsión de macho bellaco. -¡Yo no vine a que me lo metieran, ni a ordeñar pingos con mi delicada boquita!- exclamé
Eso llevó a los 2 policías a llevarme a cuartel. Me encerraron en el cuarto de procesamiento de delincuentes. Uno dijo:-Esto es por tu protección bebé en lo que le avisamos a tu papá- Eso me asustó tanto que comencé a llorar.
Lentamente, esos dos pervertidos se fueron acercando a mí. Uno por delante y el otro por detrás. -No llores bebé- me dijo uno de ellos. Mientras me consolaban ambos comenzaron a acariciar y sobar mis piernitas, a meter sus lujuriosas manos entre mis muslitos. El que estaba al frente de mi me besó, me chupó mis delicados labios, introdujo despiadadamente su babosa y lujuriosa lengua en mi tierna boquita,¡qué sabor a ron y cigarrillos tenía ese tipo! Mientras me chupaba mi boquita, él sobaba y acariciaba mis tetitas y mis muslitos. El que estaba por detrás metió su macana entre mis nalguitas y la agitó despiadadamente. Luego soltó su macana y comenzó a apretar bien duro mis nalguitas, se bajó los pantalones, me sujetó por mi cinturita y me dio un me un chinazo tan y tan cabrón que pode sentir el bulto que formaba su vigorosa morronga entre mis nalguitas. Me estuvo perreando salvajemente, ese acto me puso bien bellaquita. El tipo hacía unos movimientos pélvicos bien ricos y bien calientes mientras capturaba la fragancia que emanaba de mi pelo. No sabía qué hacer, mi ambigüedad me obstaculiza mi toma de decisiones. Pero tuve que detenerles el avance a los 2 bellaquitos. Les dije: -yo solo fui a ver quién me pagaba unos traguitos y ustedes lo arruinaron toíto- ambos se miraron intercambiando una expresión de lujuria y pasión, uno se retiró y regresó con una negra botella de whiskey y me preparó tragos dobles; estaban bien fuertes. Los dos pervertidos pusieron música en una bocina bluetooth. Perdí la preocupación y el miedo. Eufóricamente los dos tipitos comenzaron a darle brocha caliente a mis muslitos. Me embriagué demasiado. Creo que lo habían planificado para que perdiera mi conciencia y aprovecharse de mí. Porque cuando vine a recobrar mi conciencia, me percaté de que estaba acostada boca abajo sobre un sofá en la comandancia, y un robusto negro molleto encima de mi atracándome sin misericordia entre mis nalguitas hasta sus berrendos cojones con su grueso, largo, apestoso y sudoroso mamerro, y otros 3 policías, un mecánico y el de la grúa haciendo turno. Había 6 pervertidos con una expresión de felicidad pues fueron los turnos anteriores que despiadadamente me habían clavado. ¡Horror! Entre ellos estaba mi papá, rápidamente me regañó: -Cada vez que me mientas para ir al club a embriagarte te vamos a apresar y a clavarte bien duro, para que respetes.-