×
El sábado, me encontraba en la casa de mi hermano cuando mi sobrinita Sofía se presentó, vistiendo con este provocador y embellacador trajecito. Ella necesitaba prestada la tarjeta de crédito de mi hermano ambos estábamos embabaos mirándole los muslitos, yo deseando darle brocha a mi sobrinita, y mi hermano anhelando clavarse bien duro a su hijita.
Su padre le exige que para salir a la calle con ese diminuto trajecito, primero debe embellecer esas preciosas piernas. Luego obtendrá lo deseado.
Ya ella sabía a lo que se atenía, algo que no le agrada, pero como Sofía es una nena bien educadita y obediente, nos concede lo que demandemos. Yo estaba, bien deseoso por sobarle sus muslitos. Les di mucha brocha babosa y caliente desde sus batatitas hasta sus tiernas nalguitas. Se las dejé con un zendo lapachero de salivita, de mi babita de hombre bellaco.
Mientras, mi hermano se bajó la bragueta y sacó su gorda, venosa y enorme morronga, según mi sobrinita, estaba bien apestosa a gueba, y la colocó a una de sus delicadas manitos para que su nenita se la puñetiara vigorosamente. Yo metí mis dedos entre sus panticitos, e irrumpí en la intimidad de mi sobrinita para poder alcanzar sus gajitos y acariciarlos suavemente, como un tío lo haría, con mucho amor y cariño. No pude resistir ante sus encantos y los metí en su chochita, hasta que logré ordeñarle de su tostoncito, el tan deseable juguito de adolecente.
Sofía que estaba puñetiando vigorosamente la morronga de mi hermano, recibió con mucho amor la pegajosa babita de pingo se chorreaba por su manito dejándosela bien pegajosa. Mi sobrinita es tan obediente, que en contra de su voluntad le dio lengüita a su manito empapada por los jugos bichales de mi hermano tragándose así todita ésa babita de pingo. Mi hermano y yo reventamos como una manguera y derramamos nuestra ira lasciva y pasional sobre los muslitos de Sofía. Eso me causó una incontrolable bellaquera que me indujo a usa toda esa cataplasma de leche de macho como ungüento y sobarle sus muslitos y sus nalguitas con ella. Exclamó su papá: -ahora sí que mi nenita tiene sus piernitas lustrosas y deseables Posa para una foto mi bebita linda-