× El fin de semana pasado, quería ir de compras al Centro con mi nueva amiguita Verónica… No sabía que ajuar ponerme, si el violetita con franjas amarillas, o el azul y magenta. Siempre uso ese tipo de ajuar, me brinda muchos beneficios al ir de compras. Los vendedores que son machos, siempre buscan atenderme con mucho anhelo.
Fuimos a donde mi papito lindo, que siempre, me da dinerito para gastar, pero en cantidades limitadas. El, se encontraba vistiéndose pa'ir a trabajar. Verónica y yo, le hicimos una petición para que soltara alguito de efectivo. Papi miró a Verónica de arriba abajo. Sus ojos se desorbitaron. Pues no la conocía. A papi, lo enloquece las nenas pelinegras. Él tomó a Verónica por sus manitos, y se la llevó para mi cuartito. Me dijo que lo esperara en el gym, que lo que iba a concebir, duplicaría el dinerito que nos iba a dar. Todo eso yo, lo tenía bien planificadito.
Verónica estaba bien asustadita, le expliqué, la calmé y accedió. Papi se la llevó pa'mi cuarto, y me indicó que lo esperara en el gym.
Mi papito lindo le ha dao, una despiadada y cruel clase de clavá, que Verónica no aguantó el despiadado empuje, era terrible, pues el mamerro de mi papito es largo y gordo como un plátano dominicano. Estuvieron 15 minutitos. Me preocupé, puesto que los gemidos de dolor de Verónica se escuchaban a la calle. Me estuvo muy raro, que en ocasiones, escuché más de 2 voces que emanaban de mi cuartito.
Después, mi papito llegó hasta el gimnasio. Me expresó, lo rica y suculenta que estuvo Verónica, pero que ahora me tocaba a mí. Así que me arrodillé, sujeté su morronga, que todavía, supuraba babita de pingo y estaba bañadita con el extracto chochal de Verónica. Me la empotré en mi suave, y tiernecita boquita, y comencé a darle atención y mucho amor.
Hice mucho ruido con mi boquita engullendo el mamerro de papi, eso lo que vuelve loco y lo perturba . Lo lleva a un jodío trance, de incontenible inmoralidad…
Esto causó, que su rebosante pingo, reviviera. Se puso duro como una macana, y ultrajó bárbaramente, mis amigdalitas, hasta que reventó en un estallido de placer hombruno. Descargó lo que parecían ser, litros de suero de macho pastoso en mi gargantita, los cuales, me ahogaron, y se me salían hasta por la nariz. Mi papito, me inmovilizó sujetándome bien fuerte por mi nuca. Y no me soltó hasta que paró de bombear esa chiclosa y pringosa, emulsión de macho en mi gargantita. Lo de traer a Verónica fue un vil señuelo. Pensé, que mi papito lindo, iba a agotar su fuente de crema de cojones con ella, por lo que a mí, me iba a tocar poquito. Pero no fue así. Finalizado el calvario, nos fuimos al centro con nuestras carteritas repletas. Verónica con su chochita inundada de leche de macho, preocupadita por haber quedado bien preñaíta. Y yo con un terrible sabor a güeba. Días después Verónica se quejó, y me dijo que en mi cuarto, había otro hombre, que también disfrutó cabronamente de ella. Me enteré que era mi pervertido tío, que se encontraba reparando un fallo eléctrico en mi cuarto. Eso me causó. un pavoroso sentimiento de culpabilidad por lo que le hice a Verónica.