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Los sábados siempre voy de compras al centro comercial. Me pongo mi cortita faldita con mi deminuta blusita que me ayuda en mis compras al enloquecer a machos vendedores bien pervertidos. Tengo que realizar unos sacrificios y complacer a mi papá para que me suelte su tarjeta dorada. Últimamente él me lo ha estado dando en efectivo, lo que no es suficiente para mis propósitos por lo que ingenié un método para adquirir más. Me dirijo hacia el teatro de la academia en donde trabaja un conserje que se embellaca conmigo cada vez que me ve con mi cortito jumpercito. Siempre que necesito más dinerito, lo visito. El siempre está a solas en el recibidor, sabe que los sábados llego hasta el teatrito pa'complacerlo en sus depravados deseos lascivos. Tan pronto llego, él me recibe eufóricamente y luego lleva sus ásperas y robustas manos sobre mis muslitos apretándolos y sobándolos frenéticamente. Los frota desde mis batatitas hasta mis nalguitas mientras que su boca se pega como una fuerte ventosa a mis nalguitas las chupa y las lambe desesperadamente. Seguido, lleva sus lujuriosas manos a mis tetitas y las aprieta, las soba, las chupa y me les da mucha brocha mientras me da un chinazo bien cabrón. Después de 20 minutitos el conserje termina complacido siempre dejando mis muslitos, mis tetitas, mis nalguitas con un zendo lapachero de baba y mas dinerito en mi carterita.