×
Fui invitada por Vigo a una sesión fotográfica gratuita a su estudio, algo que me sonó dudoso, pues él me solicitó que fuera vestida con el trajecito más cortito que tuviese, zapatos de plataforma y nada de medias. Sospeché pero aún así me presenté… pues… era una sesión gratuita.
Iniciamos, pero parecía que mis poses no le agradaban y comenzó a acomodarme él . Me agarraba por mi cinturita, se me pegaba como una lapa y mientras me daba un chinazo bien cabrón me colocaba en una pose.
En uno de sus oportunos movimientos me sujetó por uno de mis muslitos con el argumento de colocarme en otra pose. Siempre colocaba esa mano muy cerquitita de mi intimidad, disimuladamente rozaba mis gajitos. Yo me molesté, pero como soy una nena que no deseo causar problemas, me quedé bien calladita y tranquilita. Eso parece que lo puso bien bellaquito y comenzó a frotar mis gajitos bien frenéticamente. Le reclame referente al acto contra mi privacidad, a lo que contesto que estaba tensa y el frotarme mis gajitos me relajaría. Acepté su argumento pues si que estaba tensa. El tipito no me quitaba los ojos de encima, estaba en un trance parece que por lo cortito de mi trajecito. Luego salió con otro inverosímil argumento. Que mis piernitas necesitaban brillo. A de que se pegó detrás de mi otra vez, me sujetó fuertemente y sentí como él comenzó a puñetiar su rebosante morronga contra mis muslitos. Traté de zafarme, Vigo me sujetaba duro. Su morronga comenzó a supurar babita de pingo humedeciendo así mis muslitos, seguido una erupción testicular embarró mis muslitos con una cataplasma de pasta blanca de cojón. Rápidamente comenzó a sobarme con su lechita de macho y en un santiamén reanudó su despiadado tratamiento. Se volvió a puñetiar con mis muslitos. Otra cataplasma, más sobeteo. Y así lo repitió 6 veces, hasta que su plátano del amor no podía expulsar más jugo de macho. Mis muslitos y mis batatitas se sentían bien pegajosos pero lustrosos. Fueron las mejores fotos que me han tomado.