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Hace unos días que fui con mami al gastro, pues tal parece que he desarrollado una clase de gastritis por estarle echando a mis comiditas pique de pimiento habanero.
El doctorcito y su cabroncito asistente se quedaron embriagados, embabaos al verme. Tal vez, por lo cortito de mi faldita.
Escuché como uno le decía al otro;
Esa faldita está extremadamente cortita. Es bien fácil meterle mamerro cebú. Solo hay que bajarle los panticitos y clavársela bien duro y bien rico.
Tal parece, que los muy hijos de puta, estaban planificando alguna estrategia para clavarme bien duro.
Después de minutos de conferencia entre ellos, vinieron con el cuento de la existencia de un nuevo método, un tipo de estudio vanguardista, más económico pues no requería anestesia y era conocido como; el salami venoso de auto crecimiento; el cual incluía, dis que, dos estudios en uno, combo de colonoscopía y endoscopía que duraría aproximadamente, 50 minutitos.
Mami, como una loca ignorante que es, lo aceptó a ciegas. -¡Qué retardá!- ; No se percató que lo que los tipos querían era clavarme bien duro. Los muy cabroncitos enviaron a mami a la sala de espera. -¡Qué pendeja de la puta mierda!-
Los muy bellaquitos me colocaron una venda en mis ojitos, les pregunté;
¿Por qué la venda?; quería saber para ¿qué carajos? Era la fokin venda. Y saben lo que los dos bellaquitos me dijeron
Es porque estos artefactos que te vamos a introducir emiten una radiación que afecta la córnea, nosotros tenemos que colocarnos unas gafas especiales.
Seguido de esto, sentí como los dos cabroncitos, se arrimaron a mí, uno por delante y otro por detrás, y bien pegaítos. Sentí que el que estaba detrás de mí, comenzó a sobarme mis muslitos y mis nalguitas. Luego, me bajó mis panticitos y comenzó a lamberme mis carnosas nalguitas. Sentía esa babosa y caliente lengua dándome brocha bien calientita entre mis nalguitas. Inmediatamente, sentí cómo una morronga caliente y cabezona se abría paso entre mis nalguitas. Y sin ninguna piedad, la forzó profundamente en mí, reaccioné con un grito desgarrador, pero en fracciones de segundos el mariconcito del asistente, introdujo vil y cruelmente, por mi delicada y rosadita boquita, su lujurioso y romántico salchichón de la pasión, hasta que logró ultrajar severamente mis amigdalitas, ahogando de esa manera mi desesperante grito. Eso causó que mi estomaguito expulsara, un caudaloso buche vómito, el cual no encontró por dónde salir, pues ése gordo y largo mamerro, obstaculizaba su salida; así que lo tragué. Sentía como en mi boquita, se mezclaban la babita de pingo del asistente con mi salivita, produciendo un amargo y desagradable sabor. Mientras, que el doctorcito proseguía, severamente entrando y sacando su vigorosa morronga en mi intimidad. Era muy dolorosa, hubiera preferido la anestesia. De repente, el pingo del asistente me sorprendió cuando por borbotones, me bombeó como dos tazas de pura leche de macho en mi sufrida boquita. Me salió hasta por la nariz. Tragué toda la que pude. Luego, sentí como el mamerro del doctorcito, bombeaba su fluido testicular adentro de mí. Pensé que el estudio había terminado y les pregunté: -¿Por qué tenían, que introducir sus malditos mamerros tan profundo en mí?- ; me contestaron, que era el mejor método de palpar, y buscar pólipos, o úlceras. -¡Qué jodíos cabrones!
Durante 60 minutitos, ambos me estuvieron rellenando, con auténtica leche de macho en varias ocasiones.