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Hoy hacía un calor infernal, pocos salones cuentan con aire acondicionado. Iba con mi amiguita Laura de camino para otra clase cuando nos detuvimos frente al salón de arte industrial para refrescarme algo con los abanicos industriales que allí hay en combinación con tremenda consola por lo que siempre está frío. Me detuve frente al salón, abrí la puerta para recibir la artificial brisa que fluía en él. Eso encojonó al maestrito que en ese momento corregía unas pruebitas. Y molesto me dijo: ¡mira nena, salte pa'l carajo y ciérrame la puerta que se me escapa aire!
Yo lo miré sínicamente y no me moví. El tipito se me acercó, y sin vacilar llevó su pervertida mano sobre uno de mis muslitos y lo sobó bien lascivamente. Yo me encabroné y se la retiré. El la volvió a poner sobre mi muslito. Esto se repitió 6 veces, hasta que él muy pendejo me replicó, que mientras yo siguiera dejando escapar el flujo de aire, el seguiría sobándome lascivamente, disfrutando de mi suavidad. Mientras, Laurita sacaba videítos de evento burlándose de mí.
Este jodío maestrito de la puta mierda me sugirió que me dejaría entrar para refrescarme todo el tiempo que deseara pero que tenía que dejarlo sobarme toíta, y luego me pidió imperativamente que le permitiera recorrer con su babosa y lasciva lengua, mis tiernos labios, mis firmes muslitos, mis suaves cachetitos, darme brocha bien fuerte y caliente en mis deseables nalguitas y luego, agitar con ella mis tiernos y húmedos gajitos hasta que supuren mis juguitos chochales, y para finalizar, debía permitirle meter su robusta estaca del amor y la pasión bien profundo en mi orgullo. No saben ¿cómo eso me encabronó? Le respondí, lo primero te lo acepto; pero lo último con tu morronga, vas a hacer un barbarismo, la vas a agarrar y te la metes tú mismo. Tú lo que deseas es gozar aunque me dejes bien preñaíta. Saben lo que el muy cabroncito contestó… ¡Eso es problema tuyo!
Yo deseaba desesperadamente ese friíto.
Ahora estoy bien preocupadita, tengo que esperar a ver si la regla viene.