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Me encontraba en una sesión fotográfica en la academia. Desde hacía algún rato esta criatura pelinegra de muslos carnosos y deseables tenía su vista fijada en mí. Tal vez ella se estaba acordando de la vez que por primera vez le palpé en el metrobús ese tan deseable muslaje.
Su mirar siempre ha sido coqueto, abrumador e interesado. Ella es una de las amiguitas de mis sobrinas. Vestía un extremadamente cortito jumpercito que permitía ver mucho de su chupable y acariciable muslaje.
Me dirigí hacia en baño de la facultad a ver que ella haría. Me siguió y entró. Se me acercó, mi vista se clavó sobre ese muslaje que yo con un inmenso y terrible anhelo deseaba sobar, chupar y lamber. Deseaba darle mucha brocha babosa.
La chica se me acercó, tomó mi mano y la llevó a mi idilio, sobé esas deseables piernas una vez más, como cuando era mas nena en aquel metroús. Siguen siendo tan tersos y suaves, pero bien firmes.
En eso ella me solicitó una sesión fotográfica. Son caras- le indiqué. ¿ Podemos llegar a un acuerdo ?
Sabía que a esta nena seduce con sus negocios. Mi malicia se encendió, un estallido de lujuria me abatió. Le insté a ordeñar mi descontrolada morcilla prieta del amor.
Impuse mis condiciones.
No podía desperdiciar ni una gota de mis fluidos bichales
Mis pelúas pelotas producen leche de macho como caballo, solo las que han intentado lo saben.
Ella no puso peros. Solo se arrodilló, bajó mi bragueta, halló la anaconda del placer dura, tiesa y erecta. Tomó control del espécimen torturador del placer y lo introdujo delicadamente en su boquita. Forcejeaba por llevar ese salchichón profundo en su gargantita. Lágrimas brotaban por borbotones, su liner se chorreaba. Mi lujuriosa macana supuraba lubricante de cojón en exceso. Ella tosía, se ahogaba, pero no desistía. No pude resistir el inmenso placer que estaba recibiendo. Mis berrendos cojones bombearon profundo en su gargantita un mar de loción varonil, que salió hasta por su nariz. La nena intentó tragarla completita. Pude ver su expresión de frustración.
Le repliqué dándole esperanza: -Tranquila bebé, mañana lo intentaremos una vez más, pues estaré en el colegio durante una semana.-