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Fui a la audición para ingresar en el coro del colegio. El director del mismo necesitaba una corista más. Así que yo iba a poner todo mi esmero en lograr entrar. Este director tiene una reputación de pervertido terrible. En este colegio, todos los que trabajan son machos pervertidos y enfermitos. ¡No hay féminas! Siempre me he preguntado… ¿cuál es idilio hombruno por trabajar en este colegio que es solo para chicas?
Bueno; volviendo al asunto; tan pronto llegué al salón de música, fui recibida por el maestrito director del coro. El tipito me tasaba de arriba abajo, pues nunca me había visto, él era de otro equipo de facultad.
Como quien no quiere la cosa, el muy bellaquito se atrevió a sobarme lascivamente mis muslitos mientras me miraba fijamente a mis enormes ojitos, me invitó a pasar.
Me dió una partitura y me dijo… bebé… comienza. Me indicó que yo no entonaba correctamente pero que tenía el remedio para eso. Me dijo: ¡de rodillas bebé! Se sacó su salchicha de amor y me dijo: en tu boquita hasta que te lubrique tu gargantita…
Me encabroné y le reclamé que él se estaba aprovechando bien cabronamente de mí pa'que se lo mamara bien rico y ruidosamente.
El me replicó que esto era otra cosa, otro método que consistía, y dis que, lubricarme con babita de pingo; y que toítas las del coro usualmente se lubricaban hasta 3 veces al día.
Yo no le creí. Pero el insistió, si no debía desistir de ser parte del coro. Acepté. Abrí mi delicada y húmeda boquita, el bellaquito del maestrito metió su venoso plátano de amor y lo empujó hasta mis amigdalitas.
Comenzó a puñetiarlo y me dijo, succiona. Sentí como ése mamerro comenzó a supurar mucha babita de pingo. Yo seguía succionando hasta que sus berrendos cojones descargaron como un quintal de leche de macho en mi gargantita.
Rápidamente el maestrito me indicó; no tragues; debes mantenerla en tu boquita y hacer buche con ella durante 10 minutitos, luego la tragas lentamente. ¡Eso era asqueroso, asqueante! Tenía unas cabronas ganas de vomitar. Entonces me dijo ¡No vomites!, ni pa'l carajo, aguanta.
Pasé un vía crucis durante 10 largos minutos que tuve que aguantar esa pastosa y asqueante leche de macho en mi boquita, moviéndola de un lado al otro para después tragarla lentamente.
El maestrito me contempló con una eufórica satisfacción, yo no sé ¿cómo carajos voy a soportar esto 3 veces al día? El muy pervertido me indicó que solamente debía hacerlo con él, dis que, su leche tenía las enzimas reparadoras necesarias para mantener una voz óptima.