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Mi primita Laurita trabaja a tiempo parcial con un payaso-mago que según cuentan las malas lenguas, es un bellaco malo, un pervertido extremadamente degenerado. Para cada presentación Laurita debe vestir un cortito trajecito a rayas y consumir anticonceptivos regularmente. Yo tenía que corroborar la veracidad de los comentarios y el por qué mi primita debía ingerir anticonceptivos.
Cierto sábado ofrecieron una presentación con acceso restringido en la academia para los 17 empleados con motivo de la celebración del retiro de uno de sus jardineros, allí estuve de intrusa con papi que allí trabaja además de ser su tío. Era una presentación bien cargada de bellaqueras, pude ver cómo el degenerado payaso finaliza cada acto con un chiste inocente de doble sentido refiriéndose a mi primita. Durante toda la presentación, el muy bellaquito no le quita los ojos de encima a Laurita. Disimuladamente llevaba su mano al bolsillo y se puñetiaba sutilmente a nombre de ella.
Cada vez que Laurita lo asistía, él le acariciaba sus muslitos mientras hacía comentarios de la eficacia de su asistente.
Había un acto en el cual Laurita era la protagonista, el de los hilos. Iniciaba realizando figuritas sencillas, el payaso intervenía sobándole los muslitos, según él era para necesario para estimular la creatividad de Laurita. Esa era la esencia del acto.
Seguido, dis que para incrementar la complejidad de las figuritas, el payaso tocaba y luego apretaba las nalguitas de Laurita y ella creaba algo más complicado. Todo iba incrementando, seguido le removía un lado de sus panticitos e introducía salvajemente un dedo en su tierna chochita, mi primita sacó un grito, el público se puso eufórico. El payaso comenzó a retorcer ése dedo sin compasión, Laurita gemía mientras creaba una figurita más compleja. Los aplausos no se hicieron esperar. Hubo tipos en el público que agarraron sus venosas macetas y se puñetiaron despiadadamente, haciéndose mucho daño. Seguía el fin de acto, El bellaquito payaso se sacaba su enorme, cabezona y robusta morronga, la iba metiendo sin misericordia en la intimidad de mi primita, mientras ella gemía de dolor iba creando un castillito con los hilos.
El payaso incrementó su acción, metió y sacó ésa morronga con mucha rabia hasta que estalló después de 13 minutitos de castigo.
El tipo sacó a la mitad su morronga para que el público la apreciara bombeando la crema de cojón adentro de mi primita.
El público estaba eufórico, es cuando el payaso invita a los espectadores a inspirar a Laurita a crear figuritas. Los 17 empleados, incluyendo a mi papá fomentaron de la manera más despiadada y cruel la creatividad en mi primita. Fue el acto más extenso, duró 97 minutitos. Entendí la razón de mi primita en ingerir anticonceptivos.