×
Nunca me ha gustado, la materia de inglés para mí, esa clase por lo general, es aburrida, a de que, paso el rato provocando a mi lindo maestrito; él siempre me ubica en los primeros pupitres de su salón. Lo hace así, porque le gusta curarse conmigo, ya que él es bien enfermito. Cada vez que la clase se torna monótona, como siempre, yo, cruzo mis piernitas dejando al descubierto para mi lindo maestrito, mas de mis carnosos muslitos, pues como todos saben, mis uniformes son extremadamente cortitos.
Mi lindo maestrito, puede estar lo más concentrado impartiendo su clasecita, que tan pronto yo, cruzo mis piernitas, y comienzo a agitarlas en un movimiento bien sexy y provocador, él se descontrola y se pone nerviosito.
Le entran unas incontenibles jodías bellaqueras que se pone gago. Sé que él está loquito, por, poner sus lascivas manos, o su, babosa y caliente lengua, sobre mis muslitos.
Hoy me quedé más tiempo en el salón, esperé a que todos se marcharan, y me dirigí hacia mi lindo maestrito, para, pedirle que me cediera más tiempo, en una monografía que debía entregar. Así que intenté chantajearlo. Como él no habla un carajo en español, me coloqué frente a él; levanté mi piernita, y comencé a hacer un movimiento de arriba abajo, friccionando un muslito con el otro. Lo que causaba, un sonidito bien seductor en este sepulcral silencio, que indujo a mi maestrito a un trance de pura lujuria. Le mostré más de mis curvitas, más de mi intimidad.
Mi lindo maestrito se puso súper perturbado, y bien bellaquito, pero captó mi mensajito, pero no se atrevía a tomar acción. Es porque era nuevo en la facultad. Le tranquilicé su aturdida mente al decirle que yo soy una nena bien discreta, y que guardo muy bien secretitos.
Así que, mi maestrito me sujetó firmemente mi muslito, y comenzó a sobarlo y a lamberlo, con una pasión desenfrenada y frenética. Fue subiendo hasta que, alcanzó mis panticitos, y con sus dientitos, logró crear una brecha, para introducir a través de ella, su calientita, babosa y carnosa lengua. Mi lindo maestrito comenzó, a darme una brocha bien mojaíta y tibia en mis gajitos; se sentía bien rico, mis rodillitas temblaban del gusto.
Luego comenzó a meterla entre mis gajitos hasta que la llevó bien profunda en mi intimidad chochal. Yo no podía sostenerme, tuvo mi lindo maestrito que sujetarme fuertemente por mi cinturita, mientras vigorosamente su lengua proseguía violándome. Podía sentir como su baba de macho bellaco, dejaba un lapachero adentro de mi chochita y dejaba mis gajitos bien baƱaditos. Mis jugos chochales entraban en su pervertida boca y los estaba saboreando, los estaba degustando bien intensamente. Él estuvo dándome brocha caliente, durante quince minutitos.
Cuando mi lindo maestrito sació sus lascivos y lujuriosos deseos, me dijo en ingles, que
Siempre que tuviera estos inconvenientes, que fuera a donde él para resolverlos con el poder de su brocha caliente.
Estaba tan extenuada, que no pude reaccionar a su proposición. Pero,
mi lindo maestrito me dio una prórroga de 10 días.