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Estaba en el bus de camino para el Centro, viendo porno a través de mi móvil, ponendome cada vez mas bellaco.
Estaba a punto de hacer un barbarismo: Sacarme mi mamerro y metermelo yo mismo. Cuando de repente entró esta rubita vistiendo un trajecito magenta con unas tocables piernitas.
Mi bellaquera que estaba encendida como antorcha de acetileno, aumentó. Esa nena se paró frenta a mí. Habían más asientos vacíos, pero ella eligió ubicarse de pie frente a mí
Asumí que la muy cabroncita lo que buscaba era provocarme bien cabrón. Ella, intencionalmente levantó un poquito su piernita para que se definiera mejor la anatomía de esos deseables muslitos.
No aguanté más este furor y llevé desesperadamente mi mano sobre su muslito y comencé a sobarlo y a apretarlo vigorosamente.
La nena solo me miró de re ojo y se quedó calladita y quietecita. Eso me incrementó el viril fuego de bellaquera hombruna a tal intensidad que hizo que me arrodillara detrás de ella y me arrimé a sus muslitos y comencé a chuparlos como si fuese una poderosa ventosa.
Le dí una brocha tan intensa, que el chofer del bus lo escuhó, lo que lo puso nervioso y se descontroló Había otro tipo que estaba ansioso por participar, por llegar hasta ella y darle lengua a los deseables muslitos de la nena. Pero su esposa no le quitaba los ojos de encima.
La nena se mantuvo tranquilita y en silencio mientras yo me curaba. No me había percatado que entre los pasajeros se encontraba mi cuñada filmando con su móvil todo el evento.
Eso me apagó y me separé de la nena. Pero ¡qué carajos !, estaba sabrosa y me la disfruté.